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Entre otras cosas, resulta que hace unos días me enteré que el vuelo de ida que contratamos para la luna de miel se canceló y nos asignaron a otro que parte 6 horas después, eso significa medio día perdido o más por aquello de que al ser temporada alta tenemos que estar 3 horas antes en el aeropuerto. Así pues nos dimos a la tarea de comunicarnos con la agencia de viajes y con la aerolínea para ver otras opciones. La que mejor nos acomodó (de los males el menos) fue saliendo del aeropuerto de la Ciudad de México, en un horario intermedio entre el original y el que nos habían asignado después. Después de hacer el cambio de boletos, hubo que re confirmar el resto de los servicios que contratamos que dependían de los horarios que teníamos programados para el viaje.
Fuera de lo anterior, prácticamente estamos haciendo un poco de aquí y otro de allá, porque lo que se dice adelantar las cosas, pues realmente no podemos, estamos esperando a la próxima semana para hacer un sin fin de actividades que solo se pueden hacer precisamente entre 1 y 4 días antes de la boda, supongo que eso es lo realmente estresante. Finalmente esto de la organización del eventos no es precisamente nuevo para nosotros, pero ser el organizador y protagonista suele llevar sus complicaciones, sobre todo y precisamente el día del evento, por lo mismo queremos evitar dejar un solo cabo suelto. Para eso Cristina carga para todos lados su agenda donde tiene todo anotado hasta el último detalle, yo por mi parte tengo alarmas y recordatorios en mi teléfono, app calendario de la netbook, paginas web sincronizadas a mis correos electrónicos, etc, etc.
Nos restan días muy ocupados y llenos de tensión así que trataré de ir actualizando los avances de último momento...